2019 ¿diálogo, negociación o acuerdo político?

Un integrante de la dirección nacional del PSUV dijo que si se diera un nuevo diálogo con la oposición, el mismo debería excluir a Guaidó, e implicar el reconocimiento de Maduro como presidente legítimo de Venezuela. Guaidó, por su parte repite, como un mantra: «El único diálogo posible es para que cese la usurpación». Este año la comunidad internacional creó dos plataformas para propiciar el acercamiento entre venezolanos. A continuación una revisión de los procesos de diálogo desde 2014 y por qué fracasaron.

Foto cortesía @TVVnoticias

Por Maru Morales P.  | @morapin
Publicado en Crónica.Uno el 15 de abril de 2019

Caracas. El ritmo de los acontecimientos políticos en Venezuela desde que arrancó 2019 ha sido trepidante e incierto a la vez. Desde la juramentación de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional (AN) el 5 de enero hasta la fecha, los hechos se superponen unos a otros y todos los días pareciera que el país está al borde de un desenlace que aún no se produce.

Pero tres cosas han sido recurrentes estos tres meses y medio: i) la exigencia de Guaidó y la alternativa democrática para que cese de la usurpación de la Presidencia —así declarada por el Parlamento Europeo, el Grupo de Lima, la OEA y la Asamblea Nacional—; ii) los llamados de Nicolás Maduro a la oposición para que se siente una vez más —por cuarta vez desde 2014— a dialogar con él; y iii) el incremento y ampliación de las sanciones financieras y, por ende, del cerco económico a los colaboradores de Maduro pero también al Estado venezolano.

El más reciente llamado de Maduro a dialogar se produjo apenas la semana pasada, el 6 de abril, cuando desde Miraflores pidió a los presidentes constitucionales de México, Uruguay, Bolivia y los países de la Caricom “que retomen la iniciativa de diálogo” impulsada por el mecanismo de Montevideo.

La respuesta de Uruguay a través de su canciller, y de México, a través de su presidente, fue tajante: el mecanismo “está disponible y operativo” pero se requiere que la oposición venezolana también solicite su intervención. “Estamos dispuestos, siempre que exista el acuerdo de las partes”, dijeron.

¿Un globo de ensayo?

Este viernes 12 de abril, el diario El Heraldo de México publicó un artículo de opinión titulado “En México, las pláticas de paz por Venezuela”, cuyo autor afirma que en el mes de mayo podría iniciarse un nuevo acercamiento entre Maduro y la oposición representada por Guaidó, en la ciudad de Toluca.

Aunque Guaidó no reaccionó de inmediato a la publicación, su equipo de prensa respondió a la consulta de los periodistas citando una entrevista publicada el mismo viernes en otro diario mexicano, Excelsior, titulada “Guaidó: cese de Maduro o ¡nada!”, en la que el dirigente reafirma su posición de que el único acercamiento posible es para acordar el cese de la usurpación.

Además, lo sostenido por el artículo de El Heraldo sobre un supuesto e inminente nuevo diálogo, choca de frente con lo afirmado por la dirección nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) el pasado 8 de abril, en boca de uno de sus miembros, Edwin Rojas, quien señaló que el PSUV quiere dialogar, pero no con Guaidó.

“Respaldamos el llamado de Maduro a la oposición venezolana a dialogar. Quizá no sea con ese compañero [Guaidó]  porque es un operador, un agente de un gobierno trasnacional con intereses imperiales. Pero sí es necesario que en el marco, el contexto y la diversidad de la oposición salga una oposición al frente con la intención de dialogar”, expresó Rojas.

El exdiputado y actual gobernador de Sucre agregó otra condición para un nuevo diálogo: que la oposición reconozca a Maduro como presidente constitucional: “Aquí fue electo un presidente el 20 de mayo y esa es la premisa fundamental de ese diálogo. Sobre la base de lo estipulado en la Constitución podemos avanzar”.

Ese reconocimiento de Maduro que pide el PSUV luce bastante improbable a juzgar por el discurso sostenido por la Asamblea Nacional en todos los acuerdos políticos aprobados por el pleno desde 22 de mayo de 2018 en adelante.

Diálogo no, acuerdo sí

Crónica.Uno consultó al diputado Luis Florido, exdirigente de Voluntad Popular e integrante de la delegación de la oposición que se sentó con el entonces gobierno de Maduro en Dominicana, sobre las posibilidades de un nuevo diálogo en Venezuela y las razones que llevaron al fracaso de los intentos previos.

En su opinión, en este momento no hay posibilidades de un nuevo proceso de diálogo gobierno-oposición porque es un mecanismo que Maduro ha utilizado para ganar tiempo y “tratar de desacreditar a los opositores que concurren”.

En este momento lo que se plantea es un acuerdo. Ya ellos saben lo que nosotros solicitamos, no solo como oposición sino como país: unas nuevas elecciones justas y transparentes, con un nuevo CNE sin Tibisay Lucena, con un Registro Electoral revisado, con observación internacional, con las garantías de ley, sin Constituyente que pueda revocar el resultado y con un TSJ y un Plan República supeditados a lo que decida el pueblo, enumeró.

Explicó que mientras el diálogo es un intercambio con agenda abierta, donde se habla de todos los temas, la negociación avanza sobre puntos específicos: «Yo planteo un acuerdo porque para el madurismo es claro lo que nosotros hemos solicitado y si tuvieran voluntad política, podrían avanzar sobre esos puntos. Ese acuerdo estuvo a punto de alcanzarse en diciembre de 2017 cuando los cancilleres de México, Chile, Dominicana, San Vicente, Bolivia y Nicaragua produjeron un proyecto consensuado que tocaba todos los temas sensibles«.

A su juicio, todas las tentativas de diálogo han fracasado porque el madurismo no se los tomó en serio: «El régimen sencillamente se burló y malpuso a los representantes de la oposición tanto en los procesos de diálogo de 2014 y 2016 como en la negociación de 2017-2018, que fue la mejor montada porque se realizó afuera, con el respaldo de la comunidad internacional y la presencia de asesores«.

Por lo anterior, Florido considera que «en este momento no sería posible ni conveniente» un nuevo diálogo. «El régimen ya sabe lo que hemos venido solicitando. Si ellos acceden a una elección libre, sin persecución, con renovación de los rectores, etcétera, eso genera un escenario para que se produzca un acuerdo, que permitiría la mejor salida a la grave situación que vive Venezuela”.

Mecanismo de Montevideo y Grupo de Contacto

Mientras tanto, este año la comunidad internacional ha puesto sobre la mesa dos plataformas para propiciar el acercamiento entre venezolanos y consolidar una salida pacífica y legal a la crisis política: el Mecanismo de Montevideo y el Grupo de Contacto Internacional.

El 30 de enero, los gobiernos de México y Uruguay —a los que luego se sumaron los países de la Caricom— se ofrecieron a servir de mediadores para un proceso de diálogo en Venezuela que permitiera una solución política a la crisis.

El Mecanismo se instaló el 6 de febrero en la capital uruguaya y planteó un esquema de trabajo de cuatro etapas, similar al aplicado en los diálogos de 2014 y 2016: “diálogo inmediato” y “generación de condiciones para el contacto directo” entre el gobierno de Maduro y la oposición; “negociación y presentación de resultados del diálogo, con puntos en común y un espacio para la flexibilización de las posturas”; “compromiso y la suscripción de acuerdos”; e “implementación y materialización de los acuerdos, con acompañamiento internacional”.

Maduro aceptó la propuesta de sus aliados de inmediato, pero Guaidó, la Asamblea Nacional y la oposición mayoritaria replicaron que no se prestarían a “falsos diálogos” y que el único diálogo posible sería para lograr tres objetivos definidos: el cese de la usurpación, la instalación de un gobierno de transición y la realización de elecciones libres.

El 31 de enero la UE anunció la creación de un Grupo de Contacto Internacional con el propósito de abrir el camino para la realización de elecciones libres y transparentes en Venezuela.

El grupo está integrado por la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, participarán representantes de España, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Bolivia. Este grupo se dio un plazo de 90 días a partir de su instalación (el 7 de febrero) para lograr su objetivo, plazo que se vence a principios de mayo.

La oposición encabezada por Guaidó saludó la conclusión de ese primer encuentro, pues ratificó que la salida para la crisis es una elección presidencial confiable.

 ¿Y qué pasó en las anteriores tentativas?

El primer intento de conciliación entre la oposición y Maduro comenzó en abril de 2014. Se realizó en Caracas. Participaron la MUD, la AN dominada por el PSUV y el Ejecutivo; y tuvo como observadores de buena fe al Nuncio Apostólico y a los cancilleres de Colombia, Ecuador y Brasil.

El llamado fue hecho por Maduro en un intento por frenar la protesta callejera que había comenzado el 12 de febrero de ese año. Para el momento del inicio de las conversaciones ya habían sido asesinadas 41 personas.

Luego de un par de reuniones (una transmitida en cadena de radio y tv) se acordó ampliar la Comisión de la Verdad que semanas antes había conformado la Asamblea Nacional con mayoría pesuvista; sin embargo, esa instancia nunca emitió un informe concluyente sobre los responsables de las muertes de 2013 y 2014. Antes por el contrario quedó como un mecanismo parajudicial dirigido por el poder Ejecutivo que ha gestionado hasta el día de hoy, de manera unilateral y sin fórmulas legales la libertad condicional o casa por cárcel para algunos presos políticos. En aquel entonces, también se acordó avanzar en la renovación de los poderes públicos vencidos conforme a la Constitución, lo que obligaba a ambos sectores a alcanzar pactos políticos.

Para mayo de 2014, la oposición declaró que no se prestaría para una apariencia de diálogo y no asistiría más a conversaciones que no avanzaban en ninguna dirección. Para el mes de junio, el mecanismo había fenecido. La causa: el Gobierno no mostró verdadera voluntad de avanzar de manera consensuada en la renovación de los poderes vencidos; la oposición rehusó seguir sentada a la mesa.

El diálogo de 2016

El segundo intento de diálogo se anunció en octubre de 2016, comenzó en noviembre y culminó en diciembre. Las reuniones se realizaron en Caracas. Fue convocado por el Vaticano (a solicitud de las dos partes), en medio de la crispación por la activación del proceso revocatorio presidencial que el Gobierno bloqueó con una decisión judicial, y la investigación del Parlamento a Maduro por abandono de cargo.

Participaron el Vaticano (Claudio María Celli), Unasur (Ernesto Samper), la MUD (menos VP), el Poder Ejecutivo y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá).

Luego de la tercera ronda de conversaciones se acordó una agenda de 7 puntos: la oposición desincorporaría a los diputados de Amazonas, suspendería las protestas de calle y paralizaría las investigaciones contra Maduro en el Parlamento; mientras el gobierno declararía el cese del desacato de la Asamblea Nacional, convocaría la elección de tres diputados de Amazonas, procedería a la liberación de “personas detenidas”, adoptaría medidas para garantizar el abastecimiento de alimentos y medicinas y permitiría la renovación de los dos rectores del CNE vencidos, conforme a los mecanismos constitucionales.

Para diciembre, la iniciativa naufragó. La causa: la oposición cumplió su parte, el Gobierno no. A comienzos de ese mes se hizo pública una carta en la que el Vaticano reclamaba a la delegación del gobierno de Maduro por el incumplimiento de los acuerdos.

La negociación 2017-2018

A la tercera no fue la vencida. La mesa de negociación de Dominicana se anunció e instaló en noviembre y las conversaciones se desarrollaron entre diciembre de 2017 y febrero de 2018 en Santo Domingo, República Dominicana.

Fue convocado por el presidente de ese país centroamericano (a solicitud de las partes) en medio del incremento de la persecución política contra la Asamblea Nacional, el reforzamiento del lobby internacional de la oposición contra Maduro, y la reciente conformación del Grupo de Lima. Participaron México, Chile, Bolivia, Nicaragua, San Vicente, el presidente y canciller de dominicana (Danilo Medina y Miguel Vargas), el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, una delegación de Maduro y una de la alternativa democrática y la sociedad civil.

Al inicio de las negociaciones, los cancilleres presentaron una hoja de ruta o propuesta de acuerdo que fue acogida por la oposición, pero no por el Gobierno, principalmente porque pasaba por la renovación del Consejo Nacional Electoral. Mientras se desarrollaban las conversaciones, el gobierno de Maduro forzó el asilo del vicepresidente de la AN, Freddy Guevara, ilegalizó a 4 partidos de la oposición, convocó adelantada y unilateralmente a elecciones presidenciales y provocó la masacre de El Junquito.

La delegación gubernamental presentó una propuesta de acuerdo, que distaba de lo requerido por la oposición y lo planteado por los cancilleres. Pese a las presiones públicas de Rodríguez Zapatero para que la oposición firmara la hoja gubernamental, y las privadas que luego denunciaría Julio Borges en contra de su familia, ningún acuerdo fue firmado. El mecanismo murió en febrero de 2018.


Foto principal cortesía @TVVnoticias

Comentarios